jueves, 14 de julio de 2011

LUIS CARDOZA Y ARAGON


(La Antigua, 1904 - México D.F., 1992) Escritor guatemalteco, una de las figuras cimeras de las letras y el pensamiento guatemaltecos. Desde muy joven participó en la actividad política en contra de la dictadura del presidente Estrada Cabrera.
Fue fundamental en su vida el traslado a Europa en los años veinte, donde convivió con los grandes nombres de la literatura hispanoamericana, como C. Vallejo, J. L. Borges y P. Neruda. Participó en el movimiento de vanguardia con los escritores surrealistas franceses. Vivió en diferentes países europeos y americanos, pero regresó a Guatemala, en 1944, y participó en política. Finalmente se radicó en México hasta su muerte.
Su obra ofrece un corpus doctrinario e ideológico de mucha importancia para entender la historia de Guatemala. Fue un pensador de amplia visión y de profunda base filosófica. Cultivó diversos géneros. Su poesía, pese al aparente hermetismo, conlleva una penetración aguda en la condición humana: Luna Park (1923), escrito en el Berlín de la posguerra, revela la sensación de levantarse entre las ruinas, el deseo de sacudirse del pasado, en un registro de encuentros emocionados, donde la máquina y el hombre se unen en la sorpresa de una nueva dimensión del mundo.
Entre otros títulos destacan Maëlstrom (1926),Pequeña sinfonía del Nuevo Mundo (1948), Dibujos de ciego (1969) y Poesías completas y algunas prosas(1977). El libro Guatemala, las líneas de su mano(1955), considerado su principal obra de madurez, surge de una raíz vivencial y afectiva, acentuada por la lejanía de la tierra. Su estructura es compleja y original, sustentada por un lenguaje poético maduro y propio, con huellas ultraístas.

Nació en 1904 y ocupa, junto con Asturias, un lugar destacado en las letras contemporáneas guatemaltecas. Muy joven aún, y con el pretexto de estudiar medicina, se trasladó a California, fijando posteriormente su residencia en París, donde conoció a Huidobro, Vallejo, G. de la Serna, Tzara, Bretón, Eluard, Artaud, Picasso, etc., entrando de este modo en contacto con las corrientes innovadoras de la literatura europea, principalmente la surrealista, manifestada clramente en Luna Park y Maelstrom. También en París, y preocupado por la cultura Myaa, tradujo la versión del Rabinal Cahí.
Los viajes de Cardoza y Aragón se sucedieron por España, Alemania, Bélgica, Austria, Italia, Marruecos, etc., siempre atento a cualquier manifestación cultural que pudiera repercutir en su labor literaria. De esta manera, y en 1929, llegó a la Habana y, poco después, a México, donde mantuvo una estrecha relación con el grupo Contemporáneos.
En 1930 se estableció en Nueva York como jefe de la oficina del consulado general guatemalteco, cargo que abandonó ante el ascenso al poder de Jorge Ubico, trasladándose a París, Londres y, en 1932, de nuevo a México (su segunda patrai de adopción y querencia). Tras haber trabajado como crítico de pintura y editorialista político, y haber estado ausente de su país 24 largos años, regresó a Guatemala: allí colaboró con el presidente Arévalo, fundó la Revista de Guatemala e intervino en importantes hechos políticos. Ejerció también como embajador en la URSS, Suecia, Noruega, Colombia y Chile, siendo nombrado posteriormente ministro en París... Todo ello fue interrumpido con la salida del poder de Jacobo Arbenz, volviendo una vez más a México y entregándose casi exclusivamente a la creación literaria.
Cardoza ha cultivado el ensayo, la crítica y, sobre todo, la poesía, que es para él "la única prueba concreta de la existencia del hombre". Esta existencia del hombre la ha encontrado por los más diversos caminos y tendencias literarias de cada momento, siendo considerado hoy como uno de los escritores que siempre se mantuvo atento a las vanguardias.