jueves, 14 de julio de 2011
Rafael Alvarez Ovalle
Rafael Alvarez Ovalle obtuvo las primeras enseñanzas musicales de su padre, Benjamin Alvarez, quien desde 1871 dirigía la escuela de música de Santa Lucía Cotzumalguapa, en la costa del Pacífico de Guatemala. El joven Rafael asumió esa posición después de que falleció su padre en 1875. Cuatro años después, a los 21 años de edad, dejó Santa Lucía para trasladarse a la Ciudad de Guatemala. Audicionó con el Director de la Banda Marcial de Guatemala, el maestro alemán Emilio Dressner, y logró ingresar a la agrupación como flautista. A la vez, tomó clases de composición con el maestro Dressner, impulsando de esa manera su desarrollo artístico. Sin embargo, no logró completar su entrenamiento, ya que Dressner tuvo que regresar a Alemania en 1885. En ese mismo año, Rafael Alvarez participó en un concurso convocado por el jefe de estado, General M. Aguilar, para poner música a un himno nacional. La composición presentada por Alvarez fue declarada ganadora, aunque con cierta controversia. Durante nueve años este Himno Popular fue cantado en las escuelas, hasta que el presidente José María Reyna Barrios volvió a convocar a concurso, sobre otra letra. Alvarez volvió a presentar su composición, con la fortuna de que se adaptaba fácilmente al metro del nuevo poema. La composición volvió a ganar, y desde esa época se conoce como Himno Nacional de Guatemala. El autor de la letra se mantuvo anónimo hasta que el poeta cubano José Joaquín Palma reveló en su lecho de muerte que la letra era suya, y que no había declarado ser el autor por haber sido uno de los integrantes del jurado. Esta composición llevó a Alvarez a la fama nacional, con numerosos homenajes que culminaron en una gran ceremonia en su honor que se llevó a cabo en 1911 en el Teatro Colón. Como flautista y guitarrista, Alvarez integró diversas agrupaciones, notablemente la estudiantina "La Tuna", pero también algunas estudiantinas para señoritas que formaron parte de su actividad como maestro de formación musical. Su producción como compositor se limita a música sacra en latín, piezas de baile y de salón, y diversos arreglos para guitarra o estudiantina